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Por Walter Martello


Los avances de la Justicia penal contra los Youtubers e influencers que promocionan sitios de apuestas clandestinos no hacen más que confirmar lo que venimos advirtiendo desde hace tiempo: estamos ante una organización delictiva a gran escala.
En rigor, los últimos hallazgos, como la incautación de 250 millones de pesos en efectivo y criptomonedas, constituyen, apenas, la punta del ovillo.

Los 14 influencers que están en la mira de la Justicia, según el Ministerio de Público porteño, seguramente deberán destinar una parte importante de lo recibido por las plataformas de apuestas a costear honorarios de sus abogados defensores.
Otros protagonistas del negocio que quedan muy expuestos son los cajeros y cajeras de los casinos on line. La situación es compleja porque, en muchos casos, se trata de jóvenes, en su mayoría mujeres, que desempeñan esa función para hacer frente a una situación socioeconómica sumamente compleja.

Nos han llegado testimonios de madres solteras, jóvenes que ayudan a sus padres desempleados; pibes que necesitan costearse sus estudios; trabajadores despedidos producto de la recesión económica; jugadores compulsivos que, producto de la adicción que padecen, son apostadores y cajeros a la vez.

No son pocos los que se metieron en esta actividad seducidos por avisos en redes sociales que les prometían suculentas comisiones a cambios de conseguir clientes, sin tener que cumplir horarios, sin tener jefes. Sobrevuela siempre la idea de la plata fácil. Se machaca con la falsa creencia que es posible salvarse con el azar, con las apuestas. Pero nadie se salva, la maquinaria o los algoritmos que están detrás de este negocio está diseñados para hacer perder de forma permanente y sistemática. Asimismo, a la enorme mayoría de los cajeros y cajeras de casinos on line nadie les avisó previamente que los iban a llevar a cometer el delito de Juego Clandestino que, según el Código Penal, contempla hasta 6 años de prisión

El Ministerio Público porteño también informó que dieron de baja más 1800 sitios ilegales de apuestas. Un avance importante. Pero lamentablemente aun queda mucho por hacer. Casi al mismo tiempo que estas plataformas son bloqueadas, surgen nuevos sitios de apuestas.

La maquinaria no detiene porque la red es de alcance global y quienes manejan los hilos, hasta el momento, no han podido ser identificados hasta el momento.
La enorme mayoría de estos sitios ilegales están radicados en paraísos fiscales como Curazao. Esa isla del Caribe, protectorado del Reino de Países Bajos, se caracteriza por un aceitado sistema de expendio de licencias offshore para la explotación de apuestas on line.
En rigor, en Curazao, se emiten dos tipos de licencias que pasan por Curazao Gaming Control Board: la Licencia Maestra y la Sublicencia. Ambas cubren todas las formas de juego, incluidos los juegos de casino, las apuestas deportivas, el bingo, las salas de póquer, etc.

Si bien hay solo cuatro adjudicatarios de licencias maestras, estas pueden emitir sublicencias a los operadores que, una vez obtenidas, posibilita administrar sus negocios de forma independiente. Tienen la libertad de proporcionar cualquier servicio de juego o contenido que deseen, siempre y cuando cumplan con las leyes establecidas por el Gobierno de Curazao que, obviamente, son extremadamente flexibles. A modo de ejemplo: el costo de la solicitud de la tasa de sublicencia es un pago único de €4000. Una vez que se aprueba la solicitud, el establecimiento debe pagar una tarifa de licencia anual de €12,000. Cualquier ganancia neta obtenida por el establecimiento está gravada con una tasa del 2%, increíblemente baja, a los que se le suma un impuesto de Contribución de Cumplimiento que oscila entre el 0.40 y el 4%.

El gran interrogante es determinar quienes son los “peces gordos” detrás de estas licencias, teniendo en cuenta, además, que los paraísos fiscales está sospechados por la comunidad internacional por ser lugares donde se lavan dinero del narcotráfico, venta de armas, trata de personas, entre otros delitos.
A este combo explosivo, además, se le suma los casos de corrupción en el deporte estrechamente vinculado con las apuestas ilegales. Es un flagelo mundial que está empezando a impactar muy fuertemente en la Argentina, especialmente en el futbol del ascenso.

Al percibir lo que estaba ocurriendo, desde el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos, que tengo a mi cargo en mi rol de Defensor del Pueblo Adjunto de la provincia de Buenos Aires, junto con la Asociación Civil Pensando Políticas Publicas, hicimos una alianza estratégica para incursionar en el territorio.
Conformamos un equipo de profesionales de distintas disciplinas y recorrimos más de 60 escuelas públicas y colegio de gestión privada con el taller “Apostar No es Juego”, el cual lo hicimos extensivo a clubes de barrio y de primera división del futbol profesional.

Les llevamos información a miles de jóvenes sobre los riesgos de la ludopatía y las apuestas on line; les mostramos las características principales del negocio, los riesgos y los lugares para pedir ayudar. Pero, sobretodo, los escuchamos. Nos contaron sus experiencias, lo que sucede en cada bario, en cada localidad. Sus testimonios nos permitió conocer a fondo la problemática, perfeccionar el mensaje, Pudimos diseñar herramientas de prevención y concientización desde la horizontalidad, haciendo hincapié que cada pibe y cada piba son el motor de cambio.