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En el complejo entramado de la gestión de emergencias, surge una premisa fundamental: las emergencias no son simplemente eventos aleatorios o naturales, sino que son intrínsecamente eventos políticos.Detrás de cada crisis, ya sea un desastre natural, un accidente industrial o una situación de conflicto, subyacen decisiones políticas que moldean la preparación, la respuesta y la recuperación ante estas situaciones.

Por Lic. Javier da Cunha- Miembro fundador IIARRD

La comprensión de que las emergencias son, en esencia, hechos políticos implica reconocer que las políticas públicas, las decisiones gubernamentales y las dinámicas de poder tienen un impacto significativo en la manera en que se gestionan y se enfrentan estas situaciones críticas; desde la asignación de recursos hasta la coordinación entre diferentes niveles de gobierno y actores sociales. Las dimensiones políticas están presentes en todas las etapas del ciclo de gestión de emergencias.

Tener en cuenta la noción de que las emergencias son un hecho político puede proporcionar un marco conceptual para comprender mejor los desafíos y oportunidades en la gestión de crisis, así como para promover enfoques más efectivos y equitativos para enfrentarlas.

En el ámbito de la gestión de emergencias y la seguridad nacional, la política desempeña un papel crucial en la formulación de estrategias, la asignación de recursos y la coordinación de respuestas efectivas ante desastres y crisis. La evolución de las políticas de desastres y emergencias se ha convertido en un campo complejo y dinámico, influenciado por una serie de factores, que van desde la amenaza de desastres naturales y eventos provocados por el hombre hasta los avances tecnológicos y los cambios en la percepción pública de la seguridad.

A lo largo del tiempo, hemos visto cómo las políticas en este ámbito han evolucionado para abordar nuevos desafíos y adaptarse a las lecciones aprendidas de desastres pasados. La formulación de políticas en este campo involucra la participación de una variedad de actores, incluidos gobiernos federales, estatales y locales, así como organizaciones no gubernamentales y el sector privado.

El análisis crítico de la política de desastres y emergencias nos permite comprender mejor los éxitos y fracasos en la respuesta a desastres pasados, identificar lecciones aprendidas y proponer recomendaciones para fortalecer la capacidad de resiliencia y preparación ante futuras crisis. La evaluación de tendencias históricas y políticas actuales nos proporciona una visión panorámica de cómo las decisiones políticas moldean la forma en que las sociedades enfrentan y se recuperan de los desastres.

En última instancia, la política de desastres y emergencias es fundamental para garantizar una respuesta efectiva y coordinada frente a eventos catastróficos. Al comprender cómo las decisiones políticas influyen en la gestión de emergencias y la seguridad nacional, podemos trabajar hacia un futuro más seguro y resiliente para nuestras comunidades.

Disaster Policy and Politics: Emergency Management and Homeland Security es un libro que hace un estudio sobre la gestión de emergencias y la seguridad nacional. Escrito por Richard Sylves, esta obra aborda temas clave en el campo de la gestión de emergencias, como la política pública, la planificación y preparación para desastres, la respuesta y recuperación, así como cuestiones de seguridad nacional y políticas relacionadas.

Acá destacó algunos  aspectos claves para aportar al debate e ideas.

  1. Política: El libro examina cómo los eventos recientes, como desastres naturales o crisis de seguridad, pueden influir en la formulación de políticas de emergencia y seguridad nacional. Por ejemplo, después del huracán Katrina, se revisaron las políticas de respuesta a desastres para abordar las deficiencias identificadas durante esa crisis. Se analizan los cambios en la legislación y las políticas de financiamiento que afectan la gestión de emergencias y la seguridad nacional. Esto podría incluir discusiones sobre la aprobación de nuevos fondos para programas de preparación ante desastres o la modificación de leyes relacionadas con la respuesta a emergencias. Se exploran los cambios en los roles y responsabilidades de las agencias gubernamentales a nivel federal, estatal y local, y cómo estas evoluciones afectan la coordinación y colaboración en la gestión de emergencias. Se examinan los enfoques de colaboración entre diferentes niveles de gobierno y entre el sector público y privado para mejorar la resiliencia ante desastres y fortalecer la seguridad nacional.
  2. Desafíos en Política:

Coordinación interinstitucional: Los diferentes niveles de gobierno y agencias gubernamentales enfrentan desafíos para coordinar y colaborar eficazmente en la respuesta a emergencias debido a diferencias en prioridades, recursos y protocolos.

Política partidista: Las decisiones políticas pueden verse influenciadas por consideraciones partidistas, lo que puede obstaculizar la formulación de políticas de emergencia basadas en la evidencia y la necesidad.

Financiamiento y recursos limitados: La asignación de recursos para la preparación, respuesta y recuperación ante desastres puede ser insuficiente o inconsistente, lo que dificulta la implementación efectiva de programas y medidas de seguridad.

  1. Tecnología: El libro detalla cómo los avances tecnológicos están transformando la gestión de emergencias y la seguridad nacional. Se discuten herramientas como el análisis de datos avanzado, la inteligencia artificial y la tecnología de comunicación, y cómo estas están siendo utilizadas para mejorar la detección, respuesta y recuperación ante desastres teniendo en cuenta los desafíos de acceso y seguridad de las mismas.
  2. Mejores prácticas: Identifica y promueve mejores prácticas en áreas clave de la gestión de emergencias y la seguridad nacional. Se basa en la investigación y lecciones aprendidas de eventos pasados para recomendar enfoques efectivos para la preparación, respuesta, recuperación y mitigación de desastres.

Se plantean desafíos de las mejores prácticas como resistencia cultural:, adaptabilidad y flexibilidad y evaluación y retroalimentación.

El libro proporciona un análisis detallado de cómo la política, la tecnología y las mejores prácticas están configurando el campo de la gestión de emergencias y la seguridad nacional en los Estados Unidos, con un enfoque en comprender los procesos, desafíos y oportunidades para mejorar la resiliencia y la preparación ante desastres y crisis.

Casos testigos

El huracán Katrina provocó cambios significativos en la política, la infraestructura y la preparación para desastres en los Estados Unidos, impulsando reformas destinadas a mejorar la capacidad de respuesta y la resiliencia ante futuros eventos catastróficos.

Pero hablando de cambios estructurales en la forma de pensar las emergencias no podemos dejar de analizar el ataque a las torres gemelas, donde se modificó incluso las estructuras internacionales de seguridad y modificaciones a las legislaciones de los países miembros para la seguridad nacional. Sin embargo, resulta interesante analizar la creación de la Agencia de Seguridad Nacional en el 2004.

El 11 de septiembre de 2001 evidenció la importancia de la colaboración y la cooperación entre agencias de inteligencia y seguridad nacional en lugar del viejo modelo de competencia entre ellas.

Las agencias de inteligencia y seguridad nacional en los Estados Unidos operaban en compartimentos separados, a menudo competían entre sí por recursos, información y jurisdicción. Este enfoque fragmentado dificultaba la coordinación efectiva y el intercambio de información crítica que podría haber ayudado a prevenir los ataques terroristas.

Después de los ataques del 11 de septiembre, quedó claro que la falta de cooperación y colaboraciónentre las agencias de inteligencia había sido un factor importante en la incapacidad para detectar y prevenir los planes de los terroristas. Se descubrió que varias agencias de inteligencia tenían información fragmentada sobre los secuestradores y sus actividades, pero esta información no se compartió ni se fusionó de manera efectiva para conectar los puntos y comprender la magnitud de la amenaza.

Como resultado, la creación del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) fue un reconocimiento de la necesidad de superar las barreras entre agencias y fomentar una cultura de colaboración y cooperación. La fusión de múltiples agencias dentro del DHS buscaba facilitar la integración y el intercambio de información, así como mejorar la coordinación en la respuesta a emergencias y la protección contra amenazas.

Además de la creación del DHS, se implementaron medidas para promover una mayor cooperación entre agencias, como la creación del Director de Inteligencia Nacional (DNI), cuyo rol incluía coordinar y unificar los esfuerzos de inteligencia en todo el gobierno.

La falta de respuesta y mala administración de los funcionarios marcó un punto de inflexión que destacó la necesidad crítica de colaboración y cooperación entre agencias de inteligencia y seguridad nacional en lugar de competir entre ellas. La falta de intercambio de información y coordinación fue identificada como una debilidad significativa en la defensa nacional, y las reformas posteriores se centraron en abordar esta brecha para fortalecer la seguridad interna y prevenir futuros ataques terroristas.

Conclusiones

El análisis detallado de la política, la tecnología y las mejores prácticas en el campo de la gestión de emergencias y la seguridad nacional subraya la importancia de la cooperación y la colaboración en el siglo XXI. En un mundo cada vez más interconectado y enfrentando desafíos globales, la política desempeña un papel crucial en la preparación y respuesta efectiva ante crisis y desastres.

El huracán Katrina y los ataques del 11 de septiembre son ejemplos claros de cómo los eventos catastróficos han impulsado cambios significativos en las políticas de emergencia y seguridad, destacando la necesidad de superar la competencia entre agencias y fomentar una cultura de colaboración.

La creación del Departamento de Seguridad Nacional en respuesta al 11 de septiembre y las reformas posteriores en la gestión de emergencias después del huracán Katrina ilustran cómo la cooperación entre diferentes niveles de gobierno y sectores es esencial para fortalecer la resiliencia y la seguridad nacional.

Además, el avance tecnológico ofrece herramientas innovadoras para mejorar la detección, respuesta y recuperación ante desastres, pero su efectividad depende de una coordinación efectiva y acceso equitativo a estas tecnologías.

En este sentido, es fundamental que las políticas públicas prioricen la cooperación sobre la competencia, reconociendo que el éxito de uno contribuye al éxito de todos. Fomentar el diálogo, la colaboración interinstitucional y la participación comunitaria en la planificación y respuesta a emergencias son aspectos fundamentales para construir sociedades más seguras y resilientes en el siglo XXI.